Infusión de vibrante color verde e intensas notas aromáticas tostadas y sutilmente marinas tiene un cuerpo untuoso y grueso, de sabor pronunciado, amargo y dulce al mismo tiempo que recuerda a algunos matcha japoneses de consumo cotidiano. El retrogusto tostado y con sabor a frutos secos da cuenta de su extraordinario proceso de secado utilizado sólo en la producción del 5% de los té de Japón y conocido como Kamairi.
Al contrario de la mayoría de los té japoneses cuya detención de la oxidación ocurre por efecto del vapor de agua, el Tamaryokucha o Guricha ('té redondo' en alusión a sus hojas encrespadas) es procesado a mano en sartén (kama) que está expuesto al fuego directo, exactamente igual como se hace en China con el Lung Ching y otros té secados al calor directo y no al del vapor de agua.
Este método de secado permite que las hojas se encrespen tal como lo hacen algunos tés verdes chinos y su secado aumenta las notas dulces y acarameladas del té distinguiéndolo del resto de los verdes japoneses con un perfil más cálido.
Una rareza muy sabrosa que vale la pena explorar.