Té negro de altura con cuerpo marcado, abundantes notas a frutas y flores, sabor a moscatel y suaves notas mentoladas y a almizcle y resabio agridulce y prolongado, también puede ser preparado como té verde para potenciar sus aspectos frutales y florales junto con el dulzor propio de los tés de primavera.
Cultivado a los pies de los Himalaya, cerca de Darjeeling, este sorprendente té negro da cuenta del asombroso desarrollo del té ortodoxo fino en Nepal con un licor de color claro, con notas cítricas y muy aromático. Las primeras cosechas son las más esperadas en las mejores zonas de producción de té del planeta porque son las únicas que tienen una mayor concentración de principios activos estimulantes (cafeína) y de sabor (antioxidantes, aminoácidos y carbohidratos) y aroma: puesto que las plantas pasaron por un período de hibernación, el crecimiento es más lento y con un mayor aprovechamiento de los nutrientes del entorno.
Durante los últimos años, la producción de té de Nepal, caracterizada originalmente por un producto comoditizado, ha convertido sus jardines en algunos de los mejores productores de té negro del planeta, acercándose a la calidad de los escasos té producidos en Darjeeling e instalando un nuevo origen para los mejores tés del mundo con un carácter propio cada año más consolidado.
Con plantaciones ubicadas incluso hasta 2400 msnm el jardín de Guranse (Rododendro en nepalí, flor nacional de ese país) ha ganado fama a través de los años por la cuidada factura de sus hojas y exquisito resultado en la preparación: un té de color verde claro, con carácter y floralmente aromático. Un exquisito primera cosecha, los tés más finos del planeta y también los más escasos.
