Licor ámbar oscuro, con notas aromáticas amaderadas, ligeramente acarameladas y cítricas, de sabor contundente a malta y miel, con un agradable amargor y astringencia. El mejor representante del gusto que formó la afición de los chilenos por el té con un efecto estimulante y reconfortante.
Este Ceylan con abundantes brotes plateados, propios de los tés de más alta calidad, es originario de Kandy, región en donde se encuentran las más antiguas plantaciones de té de la isla situadas entre los 1200 y 1600 metros de altitud. En esta región se cultiva el llamado “tierra media” que se caracteriza por un intenso sabor y color. El apellido 'FOP' es una clasificación de calidad que significa que en la elaboración del té sólo se han usado las 3 primeras hojas de cada rama. Conocida también como cosecha fina, el nombre que recibe en inglés es Flower Orange Pekoe y equivale al grado Mao Feng de los tés de China.
Sri Lanka, ex Reino de Ceylan, cumplió en 2017, 150 años dedicados a la producción de té luego de ser el mayor exportador de café del planeta hasta que una plaga arrasó con todos los cafetales de la isla mediados del s XIX. Tras el desastre, los ingleses, que habían robado el té de China para reproducirlo en la India, experimentaron también con estos suelos bajo su dominio, generando uno de los mejores orígenes para la producción del té negro que el mundo demandaba crecientemente desde que monopolizaron su comercio. En estas tierras forjó su fortuna Sir Thomas Lipton, un comerciante escocés que fue el primero en ofrecer en Inglaterra, té empacado en Ceylon con garantía de peso y calidad en una época en que reinaban los engaños y la falsificación de las hojas de esta preciada bebida.
El té producido en Sri Lanka llegó a nuestro país de la mano de los comerciantes ingleses que a finales del s XIX se establecieron en toda la línea costera para abastecer a los barcos que viajaban desde la costa este de los Estados Unidos de Norteamérica hasta California, donde se había desatado la fiebre del oro. Una vez terminada esta época dorada, la mayoría de los ingleses que se asentaron en Punta Arenas, Valparaíso, Coquimbo e Iquique, abandonaron Chile y retornaron a su país. Muy pocos quedaron, pero dejaron tras su partida una herencia que hasta el día de hoy disfrutamos cotidianamente.
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